Siempre he querido hacer algo por mi país, estoy seguro que
ustedes también. Este fin de semana estuve pensando muchísimo en eso. Y
seriamente. Si vas a un supermercado, banco, notaría, registro, kiosco o carrito
de perrocalientes, te darás cuenta que todo el mundo propone diversas maneras
de “salir de esto”, pero ajustables a individuos distintos a ellos y sus
familias, porque “es muy peligroso”. Mucha gente dice: “hay que salir a la
calle”. Está bien. Salgamos hipotéticamente a la calle, pensemos, por ejemplo, en
una marcha ¿Hace cuanto no vas a una donde la gente de tu alrededor no luzca
sus mejores pintas deportivas, a una que no sea un conato de fiesta? Pienso que
convertimos ese tipo de protesta en un evento social de esparcimiento.
Releyendo cosas que había escrito antes, me encontré con un
extracto de la autobiografía de Gandhi.
Parafraseando, decía que la protesta frontal con el gobierno tiende a
fracasar. Muestra de ello fue que todas sus famosas huelgas de hambre fueron
hacia su propia gente. Para moverlos. Para cambiarlos. Cuando tienes a la gente
contigo, puedes proponerle protestar; no antes.
Pienso que “eso que hay que hacer” no es ir a Miraflores, por
lo menos no aún. este país necesita esperanza, necesita que lo despierten, que
le recuerden que vale la pena volver a luchar. He escuchado a muchos decir que
los saqueos y quasi saqueos de electrodomésticos les hicieron ver que este país
se fue a la …. Y que ya no se sienten venezolanos. Eso es lo que quieren que
sintamos.
Esto sonará un tanto ridículo, pero hace poco me quedé
viendo el Ávila y me di cuenta que todo eso es mentira. Este país sí vale la
pena. Así como el Ávila es inmutable y hermoso, también siguen inmutables miles
de personas ¿Quiénes? ¡¡¡Ustedes!!!! Su familia y muchos otros compañeros.
La gente no quiere que le den un papelito de un candidato…
¡No! ¡La gente quiere que le digas que venezuela va a cambiar, qué hay esperanza!
Que le digan que vale la pena. Que le recuerdes que el motivo de todo es él y
su familia. Que lo convirtamos en protagonista, y no que le pidamos convertir a
otros en estrellas.
Nosotros sí podemos hacer el cambio, sí podemos recuperar el
país. La clave de todo es recordarle a la gente que antes de ser rojos o
azules, fueron venezolanos. Digo fueron, porque, en este momento, muchos se
sienten más identificados con otras realidades distintas a la de ser ciudadano
de este país. Que no nos desanimé la tempestad, que nos anime la calma que hay
después de ella.
Entonces ¿Qué puedo hacer? Animar a la gente que está a mi alrededor,
hacerlos sentir capaces de hacer el cambio, recordarle las bondades que ofrece
este país y, muy importante, vencer el miedo y ayudar a otros a hacer lo
propio. Esto es más difícil de lograr que una marcha o quema de cauchos, pero
está más a nuestro alcance. Con esto lograríamos más, lograríamos recuperar
Venezuela. La respuesta está en nosotros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario