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Reír no implica necesariamente ser feliz |
La risa venezolana es, para muchos, motivo de orgullo ¡Qué
increíble que el venezolano de todo hace un chiste! Sí, efectivamente es difícil
de creer que en situaciones como las que estamos viviendo nos estemos riendo.
Qué me perdonen Laureano y Emilio, pero la risa del venezolano se ha vuelto una
risa comodona; ya la frase “reír para no llorar” se ha convertido en “reír para
no hacer nada”. Ojo, no tengo ningún problema contra el humor, en lo más
mínimo, mi problema son los espectadores que no han entendido que el chiste es
realidad; que el chiste te roba, te deja sin plata, te extorsiona, hasta te
mata.
Nosotros, los venezolanos, somos los únicos seres a los que oprimen, los llevan presos, los hacen pasar hambre, los dejan sin luz, los roban
y _________ (coloque en este espacio la calamidad que usted quiera) y,
al día siguiente, se montan el chiste más ingenioso para ser difundido por “Pin”, “WhatsApp”, y, en
versión reducida, por “Twitter”. La realidad venezolana se ha ido convirtiendo
en una mina de oro humorística (quizás sea una conspiración de los humoristas
venezolanos). En Venezuela, cuando sucede algo importante, antes que cualquier
reflexión especializada o crítica de algún estudioso, viene el chiste. Si
utilizáramos la misma capacidad intelectual (y el mismo tiempo que perdemos) en
pensar en modos de expresar nuestro descontento para que esta “guarandinga” se
acabe de una vez por todas, la historia… la historia sería otra.
Reír no implica necesariamente ser feliz, da apariencia de
serlo. Podemos seguir riendo para evadirnos y la realidad seguirá estando ahí,
y cada día es peor, cada día será peor. Pongamos la importancia que merecen
las cosas, no distraigamos nuestra conciencia. El humor busca promover la
crítica no dejarla a un lado. No nos quedemos con lo mejor del chiste: el goce
que produce reírse; tomemos todo su significado, todo lo que es. Convirtamos el
chiste en reflexión. Busquemos soluciones. Aprendamos a reír y a hacer. Y
entonces sí podremos estar orgullosos de lo increíble que es nuestra risa.